OCUPA EL CONGRESO EL 25 DE SEPTIEMBRE HA SIDO ORGANIZADO POR LA ULTRADERECHA DE ESTE PAÍS OS DEJAMOS TESTIMONIO





Por Samuel Moreno Yufera


La mano que mece la cuna de ‘Ocupa el Congreso’: El ultraderechista Enrique de Diego
Un grupo de personas camina por un paseo playero de tablas levantadas y añosas, llenas de arena, papeles y peladuras de pipas. Son gente de edad, jubilados
que entretienen su ocio ante programas como ‘El Gato al Agua’ u oyendo las peroratas del enano talibán conocido por Jiménez Losantos, que leen, de hacerlo, La Sinrazón. No fueron a la escuela en su ya lejana infancia cuando el acceso a la Educación era difícil y los padres los ponían a trabajar para que contribuyeran al sostenimiento de las débiles economías familiares o, en el caso de las niñas, para que ayudaran a sus madres en el hogar atendiendo las necesidades del padre y los hermanos que, como varones, nunca fregaban un plato o ponían una servilleta en la mesa.

Acostumbrados a tragarse como pavos ignaros cuanto les cuentan en esas cadenas televisivas de la caverna mediática, mientras regresan a su hogar por un paseo de añosas tablas, casi cubierto de arena, papeles y pipas, van clamando su indignación por las tergiversadas noticias que les ofrece la caverna, sin pararse un instante a analizar cuánto hay de verdad en ellas.

-Lo que no hay derecho –clama uno de ellos- es que nos hagan pagar las medicinas y a los diputados les paguen sueldos de millones cada mes.

-Y se los han subido, luego dice el sinvergüenza ese del Gordillo que roba en Mercadona para los pobres, cuando él gana más de doce mil euros al mes. Que los pague la comida a los pobres de su bolsillo, el cabrón –sentencia otro de los bañistas, cubierto el torso velludo y canoso de la arena de la playa que abandona para regresar a su hogar.

Esos veraneantes jubilados de escasa formación y acostumbrados a dar por bueno todo cuanto vomitan las televisiones de la caverna, pertenecen a esa clase de personas que se veían en manifestaciones de extrema derecha insultando al socialismo y añorando el régimen fascista de Franco, del que los dijeron que vivían mejor, aunque no tuviesen libertad ni derechos.

Son los que sin duda participarán, como borreguillos indignados, en esa extraña convocatoria para asaltar el Congreso realizada anónimamente, aunque, gracias a las redes sociales y a una mínima investigación, ya se puede afirmar que detrás de esa manifestación está la ultraderecha más reaccionaria de este país, dado que uno de sus convocantes es persona bien conocida en el ámbito de esa ideología.

Se trata del periodista Enrique de Diego, fundador de la cavernaria cadena televisiva Intereconomía, de la que fue despedido hace unos meses. De trayectoria ultraderechista y obseso enemigo del PSOE, ante cuya sede se manifestó en su día, desplegando en toda su amplitud las maneras de los facciosos a los que pertenece, viene desde hace años lanzando el mensaje de que la clase política es una fuente de gastos inútiles, y perjudicial para la buena marcha del país. Con el mismo discurso que durante cuarenta años la dictadura justificó la persecución de cualquier oponente y la prohibición de partidos políticos.

Obseso antisocialista, su discurso siempre gira sobre la idea de que esa ideología es la raíz de todos los males de la sociedad occidental; una sociedad que él y gente como él, quieren clasista, ultracatólica y oprimida. Creador de un partido político de ultraderecha bautizado como ‘Regeneración’, De Diego es uno de los convocantes de esa aventura extraña, y que muchos ya califican como golpista, que pretende rodear el Congreso de los Diputados para pedir la dimisión del Gobierno –del PP, of course-, la disolución de las cámaras y una legislatura constituyente que elabore una nueva Constitución.

No han contado quienes llaman a esa manifestación del veinticinco de septiembre qué clase de Constitución quisieran que se implantase de tener éxito su acción. Aunque teniendo noticia de la ideología de Enrique de Diego y las gentes que le siguen, es fácil prever qué tendencia política querrían imponer en nuestro país.

Hace ya semanas que la convocatoria para ‘Ocupar el Congreso’ viene suscitando la polémica y la duda. Muchos jóvenes de izquierdas han caído en el espejismo de sus eslóganes, creyendo que se trata de una acción progresista encaminada a lograr un país mejor y más libre, sin supeditaciones a la banca ni servidumbres a un poder bipartidista del que abominan.

Mas deben ser conscientes de quién o quiénes están detrás de los que se presentan como liberadores antisistema, cuando en la realidad son defensores de la opresión frente a la democracia, de la dictadura frente a la libertad. La descalificación sistemática que hacen de los partidos y la clase política puede encontrarse en cualquier manual fascista. Que es lo que quieren imponer de tener éxito esa acción destinada a ocupar el Congreso, sede de la soberanía nacional.

Caer en la tentación de sumarse a la iniciativa de esa convocatoria hasta ahora anónima, puede suponer el error de apoyar aquello de lo que se abomina. Porque si en la actualidad no gustan a muchos millones las políticas del partido en el Gobierno, de tener éxito la convocatoria de quienes pretenden tomar el Congreso, acabarían con cualquier posibilidad de cambio o evolución porque representan el inmovilismo atroz de aquellos que consideran que las decisiones políticas han de estar en manos de unos privilegiados, de una casta, y no en manos del pueblo y sus representantes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

enrique de diego, periodista segoviano