Volvía de currar a mediodía y en uno de los cruces de avenida diagonal, un despistado conductor ecuatoriano de una camioneta de mudanzas se me ha echado encima, sin aminorar la marcha a penas, hasta que no me ha tenido a 4 metros. Yo tampoco he ayudado en la reacción rápida, pues estaba atravesando confiado en que ya marcaba amarillo para cambiar a verde y andaba absorto en mis pensamientos y mis problemas, que en las dos últimas dos semanas se podían resumir en una mujer y un irreconciliable desengaño amoroso. La camioneta ha frenado y ha dado un ligero volantazo los dos últimos metros pero me ha golpeado con el guardabarros y parte del parachoques lateral, afectando a la parte mas superior de mi pierna izquierda. Ahora tengo un moratón considerable y algo de dolor por eso me acabo de tomar unos analgésicos. El pobre hombre tan despistado como yo y pálido como una pared, se ha ofrecido a llevarme a un ambulatorio, pero he rechazado su oferta. No me gustan los hospitales, ni su olor, ni su ambiente, ni su energía. Espero visitarlos en el futuro cuando no haya mas remedio, pero mientras pueda evitarlos lo seguiré haciendo. Y desde luego no pienso pasar ninguna de mis últimas horas en ninguno de ellos. A lo largo de mi vida espero hacer como los faraones, preparar mi viaje al otro lado, ahorraré cierta cantidad de pasta y la tendré como reserva estratégica y sin tocarla. Daré instrucciones precisas, y pagaré a dos tios para que me saquen de allí cuando lo inevitable llegue, aunque tengan que hacerlo con pasamontañas, quiero me dejen con la camilla en campo abierto. Nada de estar intubado y entre cuatro paredes, con un poco de suerte y si el tiempo acompaña vea mi último amanecer, o anochecer, o quizá sea en una oscura noche con una fría escarcha como única compañera mientras me adormece las constantes vitales, o un caluroso verano que adormezca mis percepciones.
Debo retirarme a reflexionar sobre que hacer con mi vida, porque después de estas malas semanas no he reaccionado en acto reflejo, ni he tratado de esquivar la camioneta, y eso que los tengo bastante buenos. Apenas han sido unos segundos, que han pasado como horas. Primero cierta sorpresa, luego inmovilidad completa sin importarme lo mas mínimo lo que pasara después, sin ganas ni energía para esquivarlo. Y creo que en otro momento de mi vida me hubiese sobrado tiempo para dar un salto y rodando por el suelo esquivar parte del lateral que se me venia encima. Así que estaré desconectado bastante tiempo, tengo mucho que pensar y esta vez no dejaré entradas ni claves a amigos, porque no me voy a ningún sitio, el exilio es voluntario. Los amigos que me habeís enviado cosas por email dibujos etc.. estar tranquilos que lo colgaré yo siempre cumplo mi palabra. En cuanto al amigo economista y colega de ciencia, que me retaba a que hiciese una entrada con las posibles medidas a tomar ante esta recesión económica, no se preocupe que en caso de volver o tener ganas de hacerlo sería mi primera entrada lo prometo y me mojaré tal y como me pide.
Gracias a los que se han pasado por aquí alguna vez, un sincero saludo.
2 comentarios:
joder...leer esto... en fin.
espero que en tu nuevo viaje dejes algun mensaje y poder conocernos en algun momento.
ha sido un placer leerte.
lo haremos encantados si vuelves a escribir.
un saludo inadaptado.
m
Gracias m por estar siempre pasándote por aqui, cuando tenga mas ganas volveré. De momento me habeís ido enviando algunas cosas que publicaré como prometí.
un saludo.
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