LOS NEANDERTALES PUEDEN HABERNOS TRANSMITIDO GENES QUE EXPLIQUEN MUCHAS DE LAS ENFERMEDADES AUTOINMUNES COMO LA PSORIASIS O DIABETES TIPO 2

Los científicos saben que los neandertales dejaron rastros de su material genético en los humanos modernos. Sin embargo, la forma como este legado de ADN neandertal afecta al ser humano actual y la cantidad de segmentos que han sobrevivido son cuestiones que aún no están claras.


Un estudio dirigido por los genetistas de la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU), publicado en Nature, sugiere que el material genético heredado de los neandertales ha ayudado al ser humano moderno en los procesos de adaptación – con genes relacionados con la piel, por ejemplo–, pero también está implicado en enfermedades como la diabetes tipo 2, la enfermedad de Crohn, el lupus y la cirrosis biliar.
Asimismo, otro artículo de la Universidad de Washington, publicado en la revista Science, da cuenta de un riguroso estudio que analiza detalladamente cuántos de estos segmentos de ADN han sobrevivido.

Hasta ahora se estimaba que el porcentaje de material genético neandertal que se preservaba estaba entre un 2% y un 4%. Los investigadores Benjamin Vernot y Joshua Akey de la Universidad de Washington quisieron ir más allá y estudiar la composición dicho ADN, por lo que secuenciaron el genoma completo de 665 individuos procedentes de Europa y Asia Oriental pertenecientes al 'Proyecto Genoma'.

"En primer lugar, buscamos el ADN de una especie que se separó de nosotros hace 500.000 años, pero que se introdujo en los genes de los europeos o asiáticos del este hace 50.000 años. Luego, comparamos este ADN con el genoma del neandertal, para ver de qué manera coincidían. Encontramos que se corresponden más de lo esperábamos, lo que implica que hemos hecho un muy buen trabajo", explica Vernot a la agencia de noticias Sinc.

SE PRESERVA MÁS ADN NEANDERTAL DEL QUE SE CREÍA

Al comparar las secuencias del genoma arcaico y moderno, los resultados indican que, aunque la cantidad total de la secuencia neandertal en cualquier humano moderno es relativamente baja, la cantidad acumulada del genoma neandertal que persiste a través de todos los seres humanos es el 20%.

Hoy en día si nos encontráramos un Neandertal cogiendo el metro a penas repararíamos en él.


Los investigadores también se han encontrado con que hay regiones del cromosoma humano que carecen totalmente de genoma neandertal. "El cromosoma 7, por ejemplo, no tiene absolutamente ninguno. No sabemos a ciencia cierta por qué no hay ADN neandertal allí, al parecer era incompatible con el ADN del humano moderno. Curiosamente, el gen FOXP2, que se sabe que está asociado con las habilidades del lenguaje, se encuentra justo en el centro de esa región", asegura Vernot.

Por tanto, el ser humano actual ha heredado una gran cantidad de genes de neandertal, "algo que desconocíamos hace apenas cinco años", pero muchos de esos genes probablemente no tienen ninguna función diferente a las versiones humanas actuales. "Algunos de ellos parecen habernos ayudado, específicamente los implicados en la piel", añade Vernot.

En este punto también coincide el estudio publicado por Nature que analiza la ascendencia neandertal, y los problemas y ventajas de este cruce.

OASIS Y DESIERTOS DEL GENOMA NEANDERTAL

El equipo de la Universidad de Harvard estudió de qué forma influye el ADN neandertal en los genomas humanos actuales. "Ahora que se puede estimar la probabilidad de que una variante genética particular haya surgido de los neandertales, podemos empezar a entender cómo nos afecta el ADN heredado", declara David Reich, profesor de genética en la Escuela de Medicina de Harvard (HMS por sus siglas en inglés) y autor principal del artículo publicado en Nature.

Reich y su equipo –en el que también está implicado Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania)– analizaron variantes genéticas en 846 personas de origen no africano, 176 personas procedentes de África subsahariana, y un neandertal de hace 50.000 años.

Los investigadores se encontraron con que algunas áreas del genoma humano moderno no africano son ricos en ADN neandertal y que este pudo haber sido de ayuda para la supervivencia humana. Otras áreas eran como ‘desiertos’ con un menor promedio de ascendencia neandertal.

El hallazgo de estas últimas regiones fue lo "más emocionante" para Sriram Sankararaman, de HMS y el Instituto Broad. "Esto sugiere que la introducción de algunas de estas mutaciones neandertales eran perjudiciales para los ancestros humanos no africanos, y fueron eliminadas posteriormente por la acción de la selección natural", asegura.

INFERTILIDAD Y SELECCIÓN NATURAL ENTRE LOS NEANDERTALES Y EL HOMBRE MODERNO

El equipo demostró que las áreas con poca ascendencia neandertal tienden a agruparse en dos partes del genoma: en los genes que son más activos en los testículos y los genes en el cromosoma X.

Este patrón se ha relacionado en muchos animales con un fenómeno conocido como infertilidad híbrida, que supone que la descendencia de un macho de una subespecie y una hembra de otra distinta tienen baja o ninguna fertilidad.

"Esto sugiere que cuando los ancestros de los seres humanos se encontraron y se mezclaron con los neandertales, las dos especies estaban al borde de la incompatibilidad biológica", apunta Reich.

Las poblaciones humanas actuales, que pueden estar separadas unas de otras hasta 100.000 años (como los africanos occidentales y los europeos), son totalmente compatibles, sin ninguna evidencia de aumento de infertilidad masculina. Por el contrario, las poblaciones humanas antiguas y neandertales aparentemente se enfrentaron a retos de mestizaje tras 500.000 años de separación evolutiva.

RIESGO DE ENFERMEDADES

El equipo también midió cómo el ADN neandertal presente en los genomas humanos de hoy en día afecta a la producción de queratina y al riesgo de padecer ciertas enfermedades.

Los expertos aseguran que la ascendencia neandertal se incrementa en aquellos genes que afectan a los filamentos de queratina. "Esta proteína fibrosa influye en la dureza de la piel, el cabello y las uñas, y puede ser beneficiosa en entornos fríos, proporcionando un aislamiento más grueso", dijo Reich.

"Es tentador pensar –añade el científico– que los neandertales se adaptaron al entorno no africano y proporcionaron esta ventaja genética a los seres humanos".

Por último, también demostraron que nueve variantes genéticas humanas conocidas procedían probablemente de los neandertales. Estas variantes influyen en enfermedades relacionadas con la función inmune y también con algunos comportamientos, como la capacidad de dejar de fumar.

Para tratar de mejorar los resultados sobre el genoma humano han desarrollado además, con un equipo de Gran Bretaña, una prueba que puede detectar la mayoría de las aproximadamente 100.000 mutaciones de origen neandertal que han descubierto, en personas de ascendencia europea y están llevando a cabo un análisis en un biobanco que contiene datos genéticos de medio millón de británicos.

"Espero que este estudio de lugar a una mejor comprensión y más sistemática de cómo la ascendencia neandertal afecta a la variación de los rasgos humanos modernos", dijo Sankararaman.

El equipo está estudiando también las secuencias del genoma de los habitantes de de Papúa Nueva Guinea, para construir una base de datos de las variantes genéticas que se puedan comparar con el homínido de Denísova, encontrado en Siberia.



UNA ISLA ABANDONADA EN EL CORAZÓN DE MANHATTAN,HERE’S AN ABANDONED ISLAND OFF THE COAST OF NEW YORK

How can Island next to a city become with so many people abandoned
Como una isla enclavada en el distrito poblado del Bronx puede estar mágicamente abandonada, la isla tiene diversas construcciones ya que fue lugar de recreo como residencia de verano y hospital. 

So the island continue to rot away, the island taking back it's land as it´s sits just outside new york 
There were talks about building a prison in the 1980s, but the prison ended up
Se habló de construir una prisión en la isla pero finalmente no se realizó









GARFI EL GATO MÁS ENFADADO DEL MUNDO MEJOR QUE TADAR SAUCE, GARFI THE ANNOYEST, ANGRY CAT BETTER THAN TADAR SAUCE






















ARGENTINOS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Guerra Civil española: los argentinos que fueron a pelear contra Franco

Cientos de brigadistas argentinos fueron a pelear contra Franco. Estuvieron en todos los frentes, pero para ellos la historia fue mezquina y los condenó al olvido.

Graciela Mochkofsky - Especial para Viva- Clarín - 4 de junio de 2006

Ficha de un brigadista argentino que había sido obrero.
En los días agónicos de la Guerra Civil Española, ciento noventa y siete argentinos esperaban el final en dos parajes de Cataluña. Al Norte, los Pirineos los separaban del exilio. Al Sur, sus compañeros españoles libraban la última gran batalla contra las tropas de Francisco Franco en los márgenes del río Ebro. Los argentinos habían sido obligados a abandonarla por razones políticas, junto con brigadistas llegados de todo el mundo a combatir por la República.
Eran, en su mayoría, jóvenes que se habían ofrecido para luchar una guerra que consideraban propia y de la que ahora, en el momento decisivo, habían sido apartados, en un vano intento de contentar a las grandes potencias. Estas, sin embargo, asistirían impávidas a la primera victoria armada del fascismo en Europa. Intentaban así evitar una guerra mundial que les estallaría en la cara poco después.
En esas largas horas vacías, las burocracias partidarias les pidieron a los brigadistas que llenaran formularios con su puño y letra. Anotaron sus datos personales, sus historiales políticos y de combate, sus opiniones y esperanzas para el futuro del mundo.
¿Que escribe un idealista en el momento en que todo aquello en que ha creído, aquello por lo que ha matado y ha estado dispuesto a morir, parece a punto de colapsar? No mucho después dejarían a pie la España que ya era del general que se había alzado el 18 de julio de 1936, para hacinarse en campos de concentración en Francia. Y, meses más tarde, regresarían a la Argentina –donde les esperaban años de persecución y existencias clandestinas–, o se perderían en el mundo, como sus nombres, sus ilusiones, sus hazañas. Porque la mayoría, si no todos, murió anónima.
Tras la caída de la República, en abril de 1939, esos formularios fueron el equipaje de algunos comunistas españoles , que como todos los combatientes soviéticos que habían sobrevivido marcharon hacia la capital del imperio que regía José Stalin en Moscú. Las memorias del grupo más numeroso de los brigadistas latinoamericanos quedaron encerradas en los herméticos depósitos del Instituto de Marxismo- Leninismo. Allí durmieron, en el secreto y el olvido, hasta después de que la Unión Soviética dejara de existir y el Instituto se transformara en el Archivo Estatal Ruso de Historia Sociopolítica.
La presidenta de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales, Ana Pérez, me reveló su existencia, décadas después, en una España que había decidido olvidar la guerra tras la muerte de Franco. Yo buscaba el rastro de alguien que había sido olvidado con tanto empeño que, aunque era por sangre y derecho mi pariente directo, sólo supe de su existencia hace un par de años: mi tío abuelo Benigno Mochkowsky, a quien su padre había echado para siempre de su casa por comunista cuando sólo tenía quince años.
Librado a su suerte, Boris, como lo llamaba en voz baja la familia que había decidido negarlo, adoptaría otra: el Partido Comunista. Tras diversas aventuras y prisiones en varias provincias y países, había llegado a España. Allí fue uno de los oficiales del legendario Quinto Regimiento. Bajo el nombre comandante Ortiz dirigió a 4.000 hombres en batalla. Con ese nombre lo mencionan en sus memorias el general Enrique Líster y La Pasionaria, y así lo conocerían hasta su muerte la mayoría de sus compañeros.
El, como los otros, no figuraba en los registros de nadie y se borraba de las memorias de cuantos lo habían conocido. Pero me empeñé en que no concluiría mi libro sin recuperar a todos. Gracias a una red de amigos de diversas partes del mundo, un difícil acuerdo monetario con la guardiana del archivo moscovita y la decisiva participación del embajador de España en Buenos Aires, Carmelo Angulo, logré rescatar una copia de ese registro único de los combatientes argentinos y traerlo, por primera vez, al país.

COMBATIR A LOS VEINTE
El menor tenía 17 años; el mayor, una excepción, 55; la mayoría estaba en sus veinte. Eran en gran parte comunistas, porque la Internacional Comunista había organizado las Brigadas Internacionales, pero también había anarquistas, como Ramón Belanguer García, que peleó en la columna del legendario Buenaventura Durruti desde el segundo mes de la guerra; socialistas, como Carlos Francisco Acevedo Rodríguez, un músico de 23 años, que combatió como soldado raso; o simpatizantes republicanos sin partido, como Antonio Moreno Vives, que reclutaba voluntarios para el Ejército Popular de la República desde su puesto de secretario de Finanzas del Centro de Repatriación de Españoles Republicanos, hasta que renunció "para venir yo también a España".
Había un aristócrata, Carlos Kern Alemán (así firmó su ficha), primo hermano de los economistas Juan y Roberto Alemann, y oveja negra de su familia desde que, mientras estudiaba arquitectura en Berlín, se convirtió en líder de los estudiantes rojos alemanes que se enfrentaron a Hitler. Y varios miembros de la clase media, como Juan Gastón Gilly, hijo de un comerciante, ex cadete de la Escuela Naval, estudiante de Derecho, que había ido preso en Córdoba por el asesinato de "dos fascistas". Pero muchos eran simples trabajadores, como Francisco Comendador López, que se había interesado en el movimiento proletario por "los mismos problemas que se plantean hoy en nuestros hogares".
La mayoría no tenía experiencia militar, excepto por enfrentamientos con la Policía. Pocos eran como Salvador Loy Klepach, alias "Ernesto", encargado de "trabajo anti-militarista", es decir, de oposición o infiltración en las Fuerzas Armadas (tarea que el PC intentó, con más o menos éxito, durante años) Entre 1923 y 1930, Loy Klepach había sido detenido por "disparo de armas, lesiones y homicidio", media docena de veces, una de ellas en el congreso partidario en que, fruto de una pelea interna, fue asesinado el dirigente juvenil comunista Ernesto Müller, en diciembre de 1925.
Muchos de los combatientes comunistas habían sido enviados por el PC argentino, que financiaba y organizaba sus viajes en barco hasta Europa, proveyéndolos con pasaportes, a veces bajo nombres falsos, y contactos. A través del PC francés, los ayudaba a entrar en España por tierra, vía París. Lo mismo hacían otros partidos comunistas, en consonancia con la campaña mundial de reclutamiento lanzada por la Internacional Comunista, o Comintern, en septiembre de 1936, a casi dos meses del golpe que dio comienzo a la guerra civil.
Una vez en España, los combatientes recibían instrucción militar en una base en Albacete, que regía con mano de hierro el comunista francés André Marty. Los argentinos eran destinados a brigadas de españoles, de latinoamericanos o de otras nacionalidades, porque no reunían la cantidad suficiente para tener su propio batallón, como sí ocurrió con ingleses, norteamericanos, franceses, belgas, polacos, y otros que llegaron de a miles. De los latinoamericanos, la participación argentina, con la mexicana, fue de las más numerosas.
Hubo, también, comunistas argentinos que financiaron sus viajes por cuenta propia, con la convicción, como anotó Kern Alemán en su ficha, de que la derrota del fascismo en España sería también en "todos los pueblos del mundo".
El partido envió además funcionarios políticos –que se mantuvieron lejos del frente–, asignados al Socorro Rojo Internacional, un organismo de asistencia y solidaridad de la Comintern, al entrenamiento y control ideológico de los combatientes –como Salomón Elguer, que fue comisario político de las Brigadas Internacionales–, o al PCE, bajo el ala del ítalo-argentino Victorio Codovilla, uno de los fundadores del Partido Comunista Argentino, su jefe máximo durante décadas, y organizador del partido español en los años previos a la guerra y hasta mediados de 1937.
Anarquistas, socialistas, republicanos y líberos viajaron a su costo y riesgo, empapados del fervor antifascista que movilizaba a toda una generación. "Luchar contra el fascismo" se repite ficha tras ficha.
Algunos estaban en España desde antes de la guerra. Las fichas no aclaran por qué, pero la hipótesis más probable es que se trataba de hijos argentinos de inmigrantes españoles que regresaron a su país de origen a comienzos de los treinta por razones políticas (con la deportación de activistas de izquierda que siguió al golpe de Uriburu) o personales. Entre estos, muchos esperaban regresar a América, como Ricardo Rodríguez Fernández, que había ido preso durante el intento revolucionario de Asturias de 1934 y soñaba con volver a la calle Pepirí 693, en Buenos Aires.
Brigadistas argentinos pelearon en la terrible batalla de Brunete, en la que los republicanos, blancos fáciles en una llanura pelada sembrada de cadáveres pudriéndose al sol, padecieron una sed desesperante y se quedaron sin municiones, mientras algunos de sus jefes militares exageraban sus logros, en la más pura tradición estalinista. Allí, Agustín Denegri, carnicero en Bahía Blanca, chofer y fusilero en España, fue herido en la espalda bajo un bombardeo de aviación (en Brunete, la República perdió su superioridad aérea, con la llegada de los cazas alemanes prestados a Franco por Hitler). Veinte mil combatientes republicanos murieron o fueron heridos sólo en esa batalla.
Cándido Castañón García, oriundo de Chacabuco (¿hermano de José, también herido en el brazo, la pierna, la espalda?), fue herido en la cabeza, en el brazo y en el muslo izquierdos en la batalla de Teruel, durante el invierno español del 37/38, con hasta 20º bajo cero. Una dura derrota, por las pérdidas en hombres y armamento, y por las ejecuciones disciplinarias ordenadas por jefes militares comunistas.
Otros pelearon en Belchite, Aragón, Mallorca, Madrid' Pero el combate que se repite y repite en los formularios manuscritos, el más espectacular y dramático, porque estuvo a punto de dar vuelta, a favor de la República, una derrota que muchos políticos y jefes militares republicanos daban por sentada cuando la URSS y Europa la habían dejado librada a su suerte: la batalla del Ebro. Los combatientes cruzaron el inmenso río en un ataque sorpresa, a nado, en botes, en puentes desmontables, la noche del 24 de julio de 1938 y, hasta que en septiembre fueron obligados a retirarse, participaron de una hazaña de voluntad y resistencia que costó decenas de miles de vidas: Alfredo Borello, de Lanús, herido en el brazo; Emilio Giménez, herido en el pie izquierdo; Pedro Marrube, herido en septiembre, por una explosión; Loy Klepach, que fue cabo de ametralladoras y ayudante del comisario de la 60 Brigada Mixta; Kern Alemán, elogiado en una orden del día de su unidad "por su brillante actuación en la ofensiva del Ebro y por su valiente actitud y disciplina en todo momento".

UNA RETIRADA OBLIGADA
El 21 de septiembre, en plena batalla, los combatientes del Ebro recibieron la noticia de que el presidente republicano, Juan Negrín, que apostaba al estallido de la Segunda Guerra Mundial como única alternativa para no ser derrotado por Franco, había ofrendado la retirada de los brigadistas internacionales ante la Sociedad de las Naciones. El 23 de septiembre, más de seis mil brigadistas, argentinos incluidos, tomaron sus cosas ("abandonando la lucha antes de tiempo", protestaría en su formulario Jesús Castilla) y cruzaron el Ebro en reversa, hacia la repatriación.
Desfilaron en Barcelona, en un acto histórico en el que La Pasionaria dio un discurso que no se olvida: "¡Camaradas de las Brigadas Internacionales! Razones políticas, razones de Estado, la sustentación de la misma causa por la que ofrecisteis vuestra sangre con tan incomparable solidaridad, obligan ahora a volver a algunos de vosotros a vuestra patria, y a otros a un exilio forzoso. Podéis marchar orgullosos. Vosotros sois la Historia. Vosotros sois leyenda".
Los argentinos fueron a Cardedeu y Ripoll, en Cataluña, junto al resto de los latinoamericanos. Los españoles siguieron peleando en el Ebro hasta la derrota, en noviembre; un resultado que parecía evidente para la mayoría de los actores de la guerra, pero no para los brigadistas argentinos que, en su espera, escribían: "De nuestra victoria saldrá fortalecido el Frente Popular, no sólo el español, sino que logrará que todas las fuerzas democráticas mundiales se unifiquen y hará imposible el triunfo del fascismo" (Roberto Fierro), y también: "Los españoles pronto olvidarán estos momentos de lucha y podrán vivir felices en una República democrática, avanzada y progresista" (José María García Noya).
Mi tío abuelo mandó a quemar la edición completa del periódico de la Brigada Mixta 24 del Ejército Popular Republicano, que comandaba, cuando descubrió un artículo que lo exaltaba. Los heroísmos, creía, eran siempre colectivos. Cuando un periodista intentó entrevistarlo en plena batalla, lo despidió: "¡Hombre, váyase usted al diablo!". El, como los otros, jamás aspiró a la gloria individual ni a dejar de sí más que la causa por la que había entregado todo. El, como los otros, fue olvidado por la Historia, es decir: por sus partidos, sus familias, por España y el mundo. Es decir: por todos nosotros. ¿Ha llegado el momento de recordarlos?


G. MOCHKOFSKY ESCRIBIO 'TIO BORIS, UN HEROE OLVIDADO DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA' (SUDAMERICANA)