Gay Mercader tuvo lo que hay que tener para traerlo a España cuando a penas salíamos del letargo Franquista. La iguana se acomodó a Barcelona y se quedó mas tiempo de la cuenta cazando moscas. Me imagino que en los barrios viejos de la capital condal pudo encontrar todo aquello que necesitaba, mas concentrado, mas puro y menos disperso que en cualquier otra parte de su país. Además estos catalanes eran raros de cojones debió pensar, que bien encajo aquí. Gay Mercader se lo encontró una vez que abrió la puerta de su habitación enrollándose una bolsa de plástico al pene, quien sabe el viaje que estaba teniendo en ese momento, asi que el promotor Gay Mercader algo ruborizado recibió la naturalidad por respuesta, Iggy seguía con su miembro enrollado y conversando como si nada. Iggy es de los que se lanzan al público literalmente, y si pudiera se los follaría en plena actuación. En su último concierto en Carnegie hall ( New York) las nuevas generaciones dejaron de tener complicidad con la Iguana, este se lanzó al publico como de costumbre pero nadie le sujetó como antaño, se comió el suelo literalmente, pero su aún todavía fibrado cuerpo pudo amortiguar gran parte del impacto y salir pese a su edad airoso. Al rey lagarto le crece siempre la cola, como esas lagartijas que traumatizabamos de pequeños. Pero este nunca necesito de otros para traumatizarse, ya se cortaba durante sus conciertos con botellas rotas, mostraba sus genitales al provocado público recibiendo una lluvia de escupiñadas y objetos diversos como respuesta, era el catalizador de los instintos mas bajos.
Danny Fields de Elektra Records en seguida entendió al lagarto, y se dió cuenta que tenía mucho que contar al respetable, pero amplificado por las herramientas de la recién estrenada moderna promoción. Viene a España de nuevo y no dejará a nadie indiferente. Un único concierto, a un cotizado precio en épocas de crísis... El público quiere seguir viendo a la fibrada Iguana.
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