04jun2025

ANÉCDOTAS APÓCRIFAS ( O NO TANTO) DE ESCRITORES UNIVERSALES. LA INADVERTIDA COMICIDAD DEL GENIO

 



A menudo se tiene la costumbre –tal vez equivocada, tal vez inevitable– de tomar demasiado en serio a los escritores. Como si el hecho de haber producido unas cuantas frases memorables los inmunizara contra la torpeza, el ridículo o el simple azar de una vida vivida fuera de las páginas. Pero ocurre que la literatura, aun la más elevada, no impide que su autor se tropiece con un gato, se pierda en un hotel, o –como en el caso de cierto Nobel irlandés– confunda una cita diplomática con una fiesta de disfraces. El estilo no protege contra la comedia. Al contrario, a veces la provoca.


Tomemos a Marcel Proust, ese hombre tan dado a lo eterno, que escribía sobre el tiempo como si fuera un espejismo dilatable. Resulta que Proust, hipocondríaco recalcitrante, solía hacer algo que ya entonces rozaba lo ridículo: se envolvía en varias mantas y salía con sombrilla cuando el sol caía. Una vez, en un encuentro con un amigo, se negó a dar la mano por miedo a los gérmenes. Pero lo memorable no es eso, sino que el mismo día escribió una carta donde hablaba de la “fuerza del contacto humano”, como si lo hubiera experimentado de primera mano. Y es que, como ya intuía Shakespeare (otro que, por cierto, firmaba de seis formas distintas su propio nombre), los escritores a menudo escriben sobre lo que no han vivido. O no del todo.



Volvamos ahora los ojos hacia Oscar Wilde. En una ocasión fue arrestado, como se sabe, no por sus obras sino por su vida, que en su caso venían a ser casi lo mismo. Cuando la policía fue a buscarlo al hotel, sus amigos le rogaron que escapara por la puerta trasera. Wilde, con ese aplomo de quien nunca ha llevado calzoncillos corrientes, respondió: “El teatro ha sido siempre mi debilidad. Prefiero hacer mi entrada en escena”. Y así, entre aplausos de la posteridad, bajó las escaleras para ser arrestado. Hay algo de trágico en ello, sí, pero también una comicidad casi aristofánica: el hombre que se sabe protagonista incluso en su caída.



Otra historia que podría haber salido de la pluma de Italo Calvino –pero que es, al parecer, real– involucra a Víctor Hugo. En cierta ocasión, su editor, harto de esperar la continuación de Los Miserables, le envió un telegrama con un solo carácter: “?”. Hugo respondió con otro: “!”. No está claro si se trató de una humorada, una resignación o una estrategia de marketing avant la lettre. Pero lo cierto es que la concisión puede ser la más literaria de las formas del silencio.




Y luego está Dostoyevski, que no era precisamente un humorista. Pero hay que decir que el hombre tenía un sentido del patetismo tan exacerbado que a veces resultaba cómico. Se cuenta que en un viaje por Europa, mientras jugaba compulsivamente a la ruleta (el destino, ese otro narrador de lo inevitable), perdió todo su dinero y, al volver al hotel, le dijo al botones: “No tengo con qué pagarle, pero he escrito algo esta mañana que quizá algún día valga más que todo esto”. Nadie sabe si el texto era El jugador o una nota de suicidio inacabada. Pero el botones, que no entendía ruso, simplemente le sonrió y le ofreció un cigarro. A veces la literatura se salda con una sonrisa y un poco de humo.




Por último, permitidme mencionar a Kafka. El gran Franz, cuya vida fue una sucesión de burocracias oníricas y enfermedades mal curadas, tenía un sentido del humor tan secreto que apenas dejó constancia de él. Pero Max Brod, su inseparable amigo y traidor literario (¿quién publica lo que le han pedido quemar?), contaba que Kafka reía hasta las lágrimas al leer en voz alta La metamorfosis. Reía, según Brod, especialmente con la frase “Se despertó Gregorio Samsa convertido en un insecto monstruoso”. Tal vez porque comprendía que la tragedia, bien mirada, es siempre una forma de comedia mal entendida. O porque sabía, como todos los grandes escritores, que el mundo no se toma en serio a sí mismo. Solo nosotros lo hacemos.

Y es que el escritor, ese animal a menudo autoproclamado lúcido, no deja de ser un hombre como cualquier otro: propenso a la vergüenza, el error y el malentendido. La diferencia es que lo escribe. Y al escribirlo, nos hace creer que lo ha hecho a propósito. Como si tropezar con una piedra fuese un acto estético. Tal vez lo sea.

Y eso –querido lector que, como el autor, no cree del todo en los finales concluyentes– ya es bastante risa para hoy.

25may2025

El Futuro Tecnológico que Viene Para Transfórmalo Todo: Agentic, y Plataformas de Gobernanza IA, Tecnología Climática, Convergencia entre Inteligencia Humana y Máquinas, y mucho más.

Este año no ha sido uno más en el calendario de la humanidad. Ha sido un punto de inflexión, un cruce de caminos donde las antiguas certezas se disuelven en el horizonte y emergen nuevas posibilidades. En nuestro viaje continuo hacia la digitalización —esa vasta migración de lo analógico a lo etéreo— hemos dado pasos significativos que están reconfigurando el tejido mismo de la civilización. En los entornos donde la tecnología se gesta, los CIOs y los líderes de IT ya no se enfrentan a simples desafíos técnicos. Se enfrentan al vértigo de la aceleración. En un universo donde lo constante es el cambio, conservar el liderazgo requiere una forma casi evolutiva de inteligencia: la capacidad de anticiparse a lo desconocido. Ser visionario es, hoy más que nunca, una necesidad. Según Gartner, las tecnologías que definirán el año 2025 no son solo herramientas; son manifestaciones de una nueva era. 

Las agrupamos en tres grandes constelaciones: 
 
Los imperativos y riesgos de la inteligencia artificial. 
Las nuevas fronteras de la informática. 
Las sinergias emergentes entre el ser humano y la máquina. 

Agentes Inteligentes: la IA que actúa por sí sola, nos aproxima a la era de la Agentic AI, entidades de software capaces de actuar con autonomía, planear, aprender y adaptarse para cumplir objetivos específicos. No son conscientes, pero se comportan como si lo fueran en contextos delimitados. Estas inteligencias artificiales, dotadas de memoria, planificación y percepción, pueden impulsar la productividad organizacional con una eficiencia sin precedentes. Gartner predice que, para 2028, el 15% de las decisiones diarias en el entorno laboral serán tomadas por estas entidades no humanas. Pensemos en ello: decisiones, antes humanas, ahora delegadas a procesos algorítmicos. ¿Estamos preparados? 

 Gobernanza ética: IA bajo vigilancia. Todo poder debe ser regulado. Las plataformas de gobernanza de IA serán el contrapeso necesario. Como los frenos en un vehículo interestelar, estas plataformas garantizarán que la inteligencia artificial no transgreda nuestros valores. Su propósito no es limitar, sino encauzar. Supervisarán la transparencia, la equidad y la responsabilidad, velando para que ningún grupo humano quede a merced de algoritmos inescrutables. 

Computación cuántica y el dilema del mañana: La llegada de los qubits no es una simple mejora, es una revolución conceptual. Computadoras cuánticas realizarán cálculos que, hasta ahora, sólo eran concebibles en sueños matemáticos. Pero con este nuevo poder surge una amenaza: los actuales métodos criptográficos, aquellos que protegen nuestras comunicaciones y secretos, podrían quedar obsoletos. Así nace la Post-Quantum Cryptography —una disciplina naciente destinada a protegernos en la era cuántica. La Post-Quantum Cryptography surge como un escudo matemático, diseñado para resistir incluso el embate de las máquinas que operan más allá de lo clásico. Es la forja de nuevas claves, no solo en código, sino en previsión. Una promesa de que, incluso ante lo desconocido, podemos prepararnos con razón y asombro.   El NIST (National Institute of Standards and Technology) en EE. UU. lidera la estandarización de algoritmos resistentes a la computación cuántica. Desde 2016 organiza una competición mundial para seleccionar los algoritmos criptográficos más seguros para el futuro. En Europa Agencias como la NSA o la Agencia de Seguridad Cibernética de la UE (ENISA) también están involucradas, evaluando amenazas y políticas de adopción. Equipos de criptografía teórica de universidades como MIT, TU Darmstadt, INRIA o la Universidad de Waterloo desarrollan nuevas matemáticas resistentes a qubits. Se investiga en ramas como retículas (lattices), códigos corrección de errores, funciones multivariantes, y criptografía basada en hash. IBM, Google, Microsoft, Intel, AWS y Cloudflare, entre otras, ya prueban y despliegan versiones "cuántico-seguras" de sus protocolos de seguridad, como TLS (Transport Layer Security).Startups como PQShield, Post-Quantum o ISARA trabajan exclusivamente en soluciones criptográficas post-cuánticas para gobiernos y bancos. Su procedimiento diseña algoritmos resistentes a la computación cuántica; NTRU y Kyber: basados en estructuras algebraicas complejas (retículas), Dilithium y Falcon: para firmas digitales seguras en un mundo cuántico. Los algoritmos deben ser seguros y rápidos. Se estudian ataques clásicos y cuánticos, eficiencia en dispositivos pequeños, resistencia a errores y compatibilidad con sistemas existentes. Se crean bibliotecas criptográficas y herramientas para que empresas, navegadores web, bancos y gobiernos puedan hacer la transición sin vulnerabilidades. Muchas trabajan ya en soluciones híbridas: sistemas que usan criptografía clásica y post-cuántica simultáneamente. En definitiva, se trata de una carrera contra el tiempo, una vigilancia científica que nace del asombro, de la necesidad de proteger lo invisible —nuestros datos, contratos, secretos— ante una revolución tecnológica que aún no ha ocurrido… pero ocurrirá.

Tecnología climática: reparar nuestro único hogar En medio del asombro tecnológico, no debemos olvidar que nuestra nave espacial —la Tierra— sigue siendo frágil. La tecnología climática, en todas sus formas, es un imperativo ético y ecológico. Desde el uso eficiente de energía hasta la captura de carbono, estamos aprendiendo, quizás demasiado tarde, a reconciliar nuestro avance con la biosfera que nos dio origen. La convergencia de humanos y máquinas. La línea que separa al humano del algoritmo se difumina. Interactuamos ya con sistemas que nos comprenden, que generan lenguaje, imágenes y decisiones. Algunos los llaman gemelos digitales, otros simplemente asistentes. Pero todos coinciden en que esta simbiosis ampliará nuestras capacidades, como una nueva etapa evolutiva: homo sapiens digitalis. La tecnología climática emerge no como simple invención, sino como respuesta humilde y grandiosa a ese llamado. Capturamos carbono del aire como quien recoge el polvo de estrellas, y diseñamos inteligencia que guía a los sistemas energéticos como una brújula consciente. Cada célula solar más eficiente, cada red eléctrica que aprende, es un acto de reconciliación con nuestro mundo. Porque preservar la Tierra no es solo una opción tecnológica, es una expresión cósmica de madurez.

Computación híbrida: el ensamblaje de inteligencias La computación híbrida será la arquitectura del futuro. Combinando CPU, GPU, dispositivos neuromórficos y cuánticos, abriremos puertas a soluciones antes impensables. Las CPU tradicionales, las GPU hambrientas de datos, los chips neuromórficos que imitan al cerebro y los sistemas cuánticos que rozan lo imposible… todos se entrelazan. Ya no se trata de elegir una tecnología, sino de orquestarlas como instrumentos en una sinfonía cósmica de procesamiento. Es la danza de lo clásico con lo emergente, del cálculo determinista con el caos creativo. Una forma de pensar y resolver problemas que se adapta, aprende, evoluciona. Como si la inteligencia de las máquinas comenzara, por fin, a reflejar la diversidad del universo que las engendró.No es una promesa lejana, sino un campo en plena expansión, impulsado por la necesidad de resolver problemas demasiado complejos para una sola arquitectura. Se combinan CPU (versátiles), GPU (óptimas para procesamiento paralelo), TPU (optimizadas para IA), FPGA (reconfigurables) y ASICs (diseñados a medida).Ejemplo: NVIDIA Grace Hopper Superchip combina CPU y GPU en un mismo sistema para acelerar cargas de IA y simulación científica. Computación en la nube y en el borde en plataformas como AWS, Azure y Google Cloud que permiten distribuir tareas entre la nube y dispositivos periféricos (edge computing), equilibrando latencia, potencia y seguridad. Esto es crucial para IoT, vehículos autónomos o ciudades inteligentes. En el campo de exploración de tecnologías emergentes en esta área, no hay que olvidar a Chips neuromórficos como los de Intel (Loihi) imitan la estructura del cerebro humano para tareas energéticamente eficientes. A la computación fotónica (con luz) y  Cuántica se ensayan en laboratorios y entornos de prueba. IBM, Rigetti y D-Wave ya ofrecen acceso a procesadores cuánticos en la nube. Framework Híbridos y Software Orquestador usándose herramientas como Ray, Kubernetes, TensorFlow o ONNX Runtime para coordinar múltiples tipos de hardware en un flujo unificado. Permiten que un modelo de IA, por ejemplo, entrene en GPU, procese datos en FPGA y ejecute inferencias en CPU o chips en el borde. Los posibles casos de uso inmediato son claros, como por ejemplo: La Medicina personalizada que combinaría la IA, supercomputación y datos genómicos,  o la Simulación Climática,  que uniría modelos físicos clásicos y redes neuronales en plataformas híbridas. No hay que olvidar los campos de aplicación en la automoción y la robótica, donde se fusionarían sensores, IA y control en tiempo real desde distintos procesadores.

Computación espacial: del mundo físico al virtual.  Las realidades aumentada y mixta, impulsadas por redes 5G y dispositivos inmersivos, nos invitan a un nuevo tipo de existencia: una en la que el mundo físico y el digital se funden en experiencias vividas, no simplemente observadas. Educación, salud, comercio... todos serán campos de esta expansión sensorial. 

Robots multifuncionales: ayudantes incansables Los robots ya no son ciencia ficción. Son herramientas versátiles que realizan tareas que antes requerían inteligencia humana. Recogen, embalan, transportan, cuidan, reparan. Su papel será central en un mundo que busca eficiencia sin sacrificar humanidad. La computación híbrida hoy es un ecosistema coordinado, no una máquina individual. Una forma de razonar con múltiples lenguajes de silicio, preparada para los desafíos que la ciencia, la industria y la vida nos imponen en un mundo interconectado.  En el cruce entre la mecánica precisa y la inteligencia digital, los robots multifuncionales emergen como los nuevos artesanos del mundo automatizado.
No son autómatas ciegos, sino entidades versátiles que aprenden por imitación, adaptan sus movimientos y colaboran con humanos en armonía fluida.
Hoy, fábricas inteligentes los despliegan para ensamblar, embalar o inspeccionar con una destreza que alguna vez fue solo humana.
En hospitales, entregan medicinas, asisten pacientes y desinfectan espacios con compasión codificada.
Empresas como Boston Dynamics, ABB o Agility Robotics exploran su autonomía, equilibrio y sensibilidad al entorno.
Son los brazos extendidos de nuestra imaginación tecnológica, capaces de hacer —y rehacer— el mundo con cada iteración.

 El valor de los datos: la nueva materia prima del cosmos digital.  Los datos son los átomos del mundo digital. Bien gestionados, permiten a la inteligencia artificial aprender, adaptarse, crear. Mal comprendidos, se convierten en ruido. La ciencia del dato es el nuevo alfabeto del progreso. 

Ciberseguridad global: proteger nuestra civilización digital Los ataques ya no son locales ni individuales. Son ataques a la infraestructura, a la democracia, a la confianza colectiva. La ciberseguridad no será una opción técnica, sino una condición de posibilidad para la continuidad de nuestra civilización conectada. 

 Estas tecnologías no son fines en sí mismos. Son espejos que reflejan nuestras aspiraciones y temores. Usadas con sabiduría, pueden ayudarnos a resolver los grandes desafíos de la humanidad. Usadas sin control, pueden amplificarlos. 
24may2025

ISAAC ASIMOV: EL PROFETA DEL ÁTOMO Y LA LÓGICA QUE VINO DEL BRONX




A veces uno se pregunta si el siglo XX ha sido una broma de mal gusto con sus guerras, sus dictadores con bigote y sus promesas incumplidas de futuro. Pero también, en medio del ruido y la furia, aparecieron tipos que parecían llegados de otro planeta. No en vano Isaac Asimov nació en la Unión Soviética y terminó en el Nueva York del Bronx, y si eso no es un viaje interestelar, que baje Carl Sagan y lo vea.

Asimov no fue un escritor. Fue una fábrica de pensamientos mecanografiados. Dicen que escribió o editó más de 500 libros. Si se le preguntaba cuántos, respondía: “No lo sé. Perdí la cuenta”. Como si dijera: “Hoy he cocinado 37 sopas distintas. Algunas incluso se pueden comer”. Porque eso era él: una máquina de pensar que se tomaba la vida con ese humor judío que tanto se agradece en tiempos de inflación y algoritmos.

Nació en 1920, en Petrovichi, un lugar tan remoto que apenas cabía en el mapa. A los tres años ya estaba en Brooklyn, ese laboratorio humano de acentos y fritangas. Allí aprendió el inglés a base de cómics, se enamoró de la ciencia en las revistas pulp, y descubrió que el futuro se podía escribir con la misma soltura con la que se pide un sándwich de pastrami en Katz’s Delicatessen.

Cuentan que tenía miedo a volar, que nunca aprendió a conducir y que hablaba como quien da clase en un planeta con atmósfera de conocimiento. También tenía una voz nasal y una testarudez entrañable, como de librero que nunca te recomienda lo que le pides, sino lo que necesitas. Y lo cierto es que Asimov siempre supo lo que necesitábamos: robots con conciencia, planetas organizados como imperios romanos y una humanidad que, entre catástrofe y catástrofe, aún tenía fe en la razón.

Porque esa es la esencia de su genialidad. No es que inventara las tres leyes de la robótica (que lo hizo), ni que se adelantara a conceptos como la inteligencia artificial (que también). Es que creía de verdad en la inteligencia humana. En la capacidad de pensar, de deducir, de planificar. En que el conocimiento no debía ser un lujo, sino un derecho de nacimiento. Como el gazpacho o la novela negra.

Uno lee Fundación y no encuentra láseres ni persecuciones. Encuentra psicohistoria, una disciplina imaginaria que mezcla estadística y sociología para predecir el futuro. Es decir: Asimov fue el primer sociólogo que interesó a los adolescentes. Y eso, en mi barrio, es más difícil que vender pescado fresco en domingo.

Su otra gran obsesión fueron los robots. No los concebía como esclavos ni enemigos, sino como una prolongación ética del ser humano. Inventó leyes para que no nos mataran, cuando todavía ni siquiera habíamos inventado las leyes para que no nos matáramos entre nosotros. Así era él: un visionario con bata blanca, más cerca del profesor chiflado que del gurú de Silicon Valley.

Murió en 1992, cuando aún se usaban disquetes y España soñaba con el AVE. Murió sin estridencias, como un sabio cansado de repetir la lección. Algunos dicen que el sida lo mató, contraído en una transfusión contaminada durante una operación de corazón. Lo mantuvo en secreto, dicen, porque hasta para morir era elegante. O discreto. O simplemente harto de las explicaciones.

Asimov no necesitaba fuegos artificiales. Tenía una biblioteca. Una máquina de escribir. Y una cabeza que funcionaba a la velocidad de la luz.

En tiempos donde se venera más al influencer que al pensador, conviene sentarse una tarde y leer a Asimov. No por nostalgia del futuro, sino por fe en la inteligencia. Y porque, la ciencia ficción de verdad no es la que predice el porvenir, sino la que nos recuerda que todavía podemos merecerlo.

23may2025

JESÚS NÚÑEZ CÁRCELES UNA GUÍA COMPLETA DE LAS PRISIONES ESPAÑOLAS

 


De vez en cuando,  nos sorprende alguna Joya inédita con una temática original, o una construcción novedosa, en el panorama de la autoedición de libros en Amazon. Este es el caso de " Mi Vida Entre Rejas. Manual de Supervivencia a las Cárceles Españolas." 

Si te preguntas sobre la idea de si se puede entrelazar una guía técnica para sobrevivir a las prisiones Españolas, unido a una historia autobiográfica de un preso durante 12 años en prisión, la respuesta es esta completa guía. Que como bien comenta, nos puede ser de utilidad a cualquiera de nosotros en algún momento de nuestra vida, pues nadie está libre de cometer un error en su vida. Conoceremos en profundidad sobre nuestros derechos a la hora de ser detenidos, los procedimientos internos y funcionamiento de instituciones penitenciarias, trucos y cosas a tener en cuenta al entrar en prisión. El funcionamiento de la reinserción social. Aspectos psicológicos a tener en cuenta para sobrevivir durante tu condena, funcionarios, e incluso divertidos capítulos sobre anécdotas, además de coincidencias con presos famosos. Como el caso de Coto Matamoros, Mario Conde o la Veneno. En definitiva, una guía de prisiones con una historia real autobiográfica incorporada, y que recomendamos su lectura. Es amena, técnica, y precisa a la vez. 

Se puede comprar en Amazon:

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