Rockefeller apadrinó el discurso del general Patton a la hora de abordar que es aquello que genera el empuje y arrojo de la sociedad americana. Quiso tomar un pulso momentáneo a su joven país. El americano medio odia al perdedor y adora al triunfador y eso lo mide el tamaño de su cartera. Yo no apostaría ni cuatro centavos por aquel que sonría mientras pierde, dijo convencido. Sin embargo en la sociedad anglosajona se produce un cisma en la fe de esos criterios cuando se aborda desde el punto de vista artístico. Al artista que muere en la pobreza, rodeado de la miseria vital mas extraordinaria, se le admira con desenfreno. Han habido grandes artistas que han sido despedazados por la crítica, simplemente porque las cosas les fueron muy bien desde el principio. Esto es algo heredado de la madre patria Inglesa, todo el mundo sabe que en el reino unido la admiración que se siente por un artista es proporcional al grado de desgracia vital de su existencia, y si ya esta muerto puede llegar a generarse un verdadero culto a su figura.
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