Friedrich Gretsch era un inmigrante alemán que en 1883 fundó en Brooklyn, Nueva York, un minúsculo taller de instrumentos musicales donde construía banjos, tambores y panderetas. Friedrich tenía solo 27 años cuando inaguró su taller, pero murió doce años después. Yo tuve entre mis manos uno de aquellos primeros banjos en una casa de empeños de instrumentos históricos en la calle 44.
Evidentemente a un precio desorbitado y fuera de mi presupuesto, aunque la pieza mas cara del local era un violín stradivarius, una auténtica preciosidad con varios siglos a sus espaldas. Que manoseaba con insistencia un tio con aspecto de yupi y con intenciones de comprarlo. Posiblemente para colgarlo en su lujoso ático de Manhattan, quien sabe igual ese mes había recibido una importante retribución variable con algun nuevo producto financiero de diseño hijo de las Suprime. Hubiera sido una pena porque esos violines necesitan ser tocados o sino se atrofian.
Una vez muerto Friedrich se hizo cargo de la compañía su hijo Fred, por entonces un despierto y avispado adolescente, que pese a su corta edad había vivido intensamente el Nueva York de los bajos fondos. Tenía amigos músicos de folk de origen Irlandés, de los que se había ido empapando poco a poco de sus preferencias instrumentales. En esos lugares de baja reputación conocería de sus necesidades y la problemática de tocar comodamente en locales atestados de borrachos y peleas. Sabía que el instrumento debía ser resistente y flexible, y a su vez también debía ser vistoso y digno de admiración. Al fin y al cabo todo formaba parte del espectáculo incluido el mismo instrumento. En 1916 Fred la había transformado ya en una empresa lider en la importación y fabricación de instrumentos musicales. Fred se hizo eco de las nuevas demandas del público, que se decantaba por las guitarras y abandonaba los banjos y otros instrumentos similares. Inicialmente Fred fabricaba guitarras acústicas de tapa arqueada para músicos de jazz, y toda una variedad de tapa plana para músicos de Country&Wester. En 1930 inició la fabricación de una linea de guitarras acústicas arch-top llamada Syncromatic. En 1935 selló con Duke Kramer una alianza fundamental para el futuro de la empresa, ya que condujo a la creación de nuevos modelos que contribuyeron a definir el sonido característico de la marca. La década de 1950 fue una época de prosperidad y cierto optimismo, que afectaron también a las guitarras. Gretsch fue la primera casa en utilizar acabados de colores personalizados y ofrecer una amplia variedad de artefactos y mecanismos, que aumentaron sus ventas y le permitieron enfrentarse a la competencia de Fender. Artistas y patrocinadores famosos como Chet Atkins, Eddie Cochran, Duane Eddy, etc.. fueron grandes usuarios y valedores de la marca. Cuando inició la primera fabricación de guitarras se contó con la colaboración de Jimmy Webster que aportó grandes innovaciones en 1955. La Chet Atkins Hollow Body, fue acogida con entusiasmo en los circuitos de Country. Lucía marcas en forma de G, como si la guitarra hubiese sido marca como una vaca en hierro candente, a esto le añadíamos dos pastillas DeArmond, acabado anaranjado y una palanca de vibrato Bigsby. En 1958 surgieron los modelos Country Gentelman y Tennesean. Que se hicieron famosos gracias a la popularidad alcanzada por George Harrison que lucía siempre varios modelos en sus conciertos. El modelo White Falcon, que he visto lucir al señor Jaime Urrutia alguna vez, era el modelo mas caro. Acabado en blanco y tenía cabezal decorado con un reluciente halcón dorado, el mismo color que lucían sus filetes y el cordal en V. Una guitarra muy Kitsch y con cierta leyenda.
FENDER:
Le llegó la hora a una de mis favoritas, Leo Fender que nació en California, era un gran aficionado a la electrónica y a la radio, que experimentaba fabricando amplificadores y sistemas de megafonía para eventos deportivos al aire libre en Orange Country. A finales de la década de 1930. A su pobre tía le causó algún que otro problema, con alguna estampida de gallinas dentro de uno de los corrales durante sus pruebas, muriendo aplastadas algunas de ellas por algunos caballos que salían al mismo tiempo despavoridos. Leo abrió en Fullerton un comercio de equipos electrónicos, discos, instrumentos musicales, sistemas de megafonía, partituras, también ofrecía un servicio de reparación.
El encuentro en 1945 con el violinista y guitarrista Doc Kauffman propició su asociación para fabricar modelos incipientes de guitarras eléctricas bajo la marca K&F, que con los años produciría la primera guitarra de cuerpo sólido, la Fender Squire, covertida pronto en la Broadcaster. Un amigo músico le explico a Leo los problemas que tenía con el mastil de su guitarra. Tras un examen minucioso ambos llegaron a la conclusión de que era defectuoso y solo podía repararse en la sede del fabricante, con la consiguiente pérdida de tiempo hasta su devolución. La solución adoptada fue diseñar cuerpos y mástiles por separado para agilizar eventuales reparaciones. Asimismo, Leo tuvo en cuenta el volumen de amplificador proyectado y diseñó una caja de cuerpo macizo, en lugar de hueco, para evitar acoples o realimentación(feedback) del sonido. Este fue el sello de identidad de la Broadcaster, fácil montaje y sin acoplamiento sonoro. Pese a las reticencias de los expertos los modelos poco elaborados y discretos eran los que mas éxito tenían. Para mi Leo armó a la masa para aventurarse en la música popular mas electrificada, fue un pionero que se adelantó a su época. El Rock and Roll aún estaba en gestación, pero el ya hablaba de crear un grupo en cada calle, y en cada instituto del país. Armados con guitarras versátiles y cómodas, y de gran precisión técnica.
Desde mediados de los 50, se podía elegir el color del acabado, y en 1960 se ofrecían catorce tintes. Ya en 1950 Leo se propuso crear una nueva guitarra con el objetivo de competir con la Bigsby, para lo cual necesitaba incorporarle una palanca de trémolo. Presentada en 1954, la extraña forma de Stratocaster perduró e inspiró a otros fabricantes. Después de Gibson, Gretsch, y Fender los otros fabricantes siguieron su camino, si buscaís guitarras con personalidad olvidaros del resto de marcas, salvo alguna que otra Epiphone o alguna que otra sorprendente Ibanez.